domingo, febrero 27, 2005

Los hombres tristes . (Superman y su colaless)

Un día H. estaba enojado y triste por una novia cruel. Me cargan los hombres llorones y quejosos pero el pobre Huevo se veía realmente devastado, entonces para empatizar le conté mi historia con un respectivo novio cruel. Era una historia realmente cruel. Pero por algo que no sé cómo pasa, mi historia terminó siendo una fábula grotesca y graciosa sobre lo idiota que somos cuando nos enamoramos y Huevito rió y se puso casi feliz. Luego, y como ya teníamos muchas copas de más, se atrevió a preguntarme si todas las historias que cuento son 100% verdad. Claro, le dije, obvio q son verdad.

Anoche vi a Superman en colaless. Los hombres que bailan en los martes, jueves y cualquier noche femenina en realidad no bailan, se mueven como monga todo el tiempo y tienen una sonrisa odiosa eterna. Y después de menearse un poco y sacarse sus cosas quedan en colaless y se van pa la casa sin mostrar el palito. Cuando terminó su presentación lamentable, Superman subió a su camarín y se puso su traje de Clark Kent, agarró su bolso Puma y salió por el lado del escenario sin que la turba de cachondas lo notara: la pista era de GIJoe. Luego, al llegar a la salida se encontró con su caficha que lo espera sagradamente y vigila sus movimientos para que no se vaya a escapar con alguna chica que le pida alguna demostración de poder extra. La caficha lo para en seco y empieza a gritarle delante de todos. Superman agacha la cabeza y la bruja con la cara desfigurada sigue el movimiento de su oreja para continuar su griterío privado.

Salgo. Camino y me siento observada por mil ojos, subo al auto y se acaba el mundo. Suena Thievery Corporation por los bondadosos parlantes. Entonces sale Superman y su bruja, ella con su mueca de odio y el sin su pobre sonrisa aburrida. Ella le habla fuerte y él sólo la mira y espera que abra el centralizado de su peugeot 306 para sumergirse en el infierno. Yo lo compadezco. Desde mi trinchera imagino que soy un angel y lo rescato el resto de la noche. Pero no seas malpensado Huevo, sólo para contarle una historia y hacerlo reir un poco. O incluso para abrazarlo y hacerle cariño hasta q se duerma. A veces eso basta.


El Peugeot partió rápido. Yo también me sentí un poco infeliz.